Katmandú... otro mundo!

Nunca creí poder conocer este país místico y maravilloso, de verdad me tiene sorprendida. Todavía no termino de entender el Islamismo que conocí en Irán el año pasado cuando ahora me encuentro en éste país hinduista-budista.

La ciudad de Katmandú es impresionante, el primer impacto es en el aeropuerto donde hay un gran desorden. Son 3 líneas una para los nepalís, otra para los extranjeros con visa y otra para los que no tienen visa. Y yo que creía que ya la había hecho con mi visa, jajajajaja, para nada! Era un fila muy larga, pero después uno de los empleados dijo en inglés, tienen visa? ok, vengan de éste lado y partió la fila a la mitad.

Después de esperar como 20 min sin que la fila avanzara, vuelve a preguntar si tenemos visa, entonces nos manda de vuelta a la fila original a donde ya era más larga. Bueno esta historia se repitió otras 2 veces más. Finalmente logré entrar legalmente al país al último de varias filas. Frida ya me estaba esperando y después de los reglamentarios saludos y abrazos nos subimos al taxi que la llevó a recogerme.

La circulación es a la izquierda y todos los carros tienen por consecuencia el volante del lado derecho. Casi no hay señalamientos, pocos semáforos, muchísimas motos y unos vehículos muy chistosos que les llaman Tuk Tuk que son colectivos entre moto y carro, tienen solo 3 llantas. En la parte del frente va el chofer y otro lugar y atrás no sé cómo se meten 8 personas más.

La mayoría de los automóviles son pequeños tipo Athos aunque de otras marcas, hay también muchas bicicletas, pero predominan las motos en donde pueden ir 1,2,3 personas o la familia completa. Solo el que conduce lleva casco, la mayoría de las calles no tienen banquetas, así que los peatones caminan literalmente entre los carros y no existe el mínimo respeto por el peatón aunque sean niños, así que cruzar las calles es arriesgar la vida.

A pesar del tráfico tan intenso, la circulación avanza y es fluida. Muchas personas usan cubre bocas debido a la contaminación que es muy fuerte. También hay mucho polvo y la limpieza no es algo que se pueda apreciar.

En general es un país pobre y eso me hace sentir incómoda, de hecho me duele ver las condiciones de la gente. No hay agua potable en todas las casas y la gente tiene que salir por agua a una especie de cisternas públicas.

Las casas son muy pequeñas y se puede ver frecuentemente a la gente lavando la ropa en pequeñas tinas afuera de sus casas. Hay muchos comercios alrededor, como pequeñas misceláneas verdaderamente minúsculas, tiendas de artesanías y comercios de todo en general. Pocos restaurantes. Mucha gente en las calles caminando, niños que van o regresan de la escuela y gente yendo a trabajar.

En las calles se observan estatuas y pequeños templos principalmente hindúes y también algunos budistas que pueden estar en cualquier calle, esquina o afuera de una casa. Sus dioses cubiertos con un polvo rojo que es como una ofrenda que dicen que da buena suerte.

La gente se inclina ante ellos y con los dedos se pone un poco de ese polvo en la frente, por lo que muchísima gente tiene pequeños puntos rojos en la frente, hombres y mujeres, predominando las mujeres. Algunas traen aparte una línea roja en el centro de la cabeza como señal de que están casadas. Muchas mujeres visten de forma tradicional y otras a la manera occidental.

Los trajes son muy coloridos y bien combinados, consisten en unos pantalones flojos pero ajustados al tobillo lisos o estampados en colores brillantes y las blusas del mismo color pero con lentejuelas o chaquiras o en una combinación de colores. La blusas son largas y las mangas también y los zapatos son abiertos y sin tacones, algunos también muy adornados con lentejuelas y pedrería. Los hombres visten estilo occidental, pero algunos también usan sombreros de tela, en forma de rectángulo que al ponérselo forma 2 pequeños picos en los extremos, son estampados y en diversos colores, predominando el rosa.

Bueno, pues a pesar de las condiciones del país, impresiona la cantidad de gente que habla inglés con bastante buen nivel, por lo que es fácil la comunicación. Los letreros están muchas veces en nepalí y en inglés y en los sitios turísticos todos los folletos en inglés.

Hemos visitado los alrededores de Katmandú y también lugares un poco más alejados.

Bhaktapur considerado herencia de la Unesco, es un lugar con muchos templos construidos entre los siglos XIV y XVI de tan diversas características todos dedicados a sus dioses en especial a Shiva, Brahma, Vishnu y Ganesh que son dioses hindúes.

Situados en una explanada y se van visitando uno a uno, la mayoría tienen escaleras y en el centro del templo el dios al que está dedicado, solo que no se permite la entrada es para los hindúes y en ocasiones solamente a los monjes. En otras calles aledañas también hay otros templos que son muy parecidos. Todos son conjuntos de templos.

Visitamos también otro lugar, éste dedicado a Buda y que lleva el mismo nombre Boudha, es un sitio enorme, un templo circular blanco muy alto con la figura de Buda dorada. La gente camina alrededor en contra de las manecillas del reloj, solo de ese modo, no se puede ir en sentido contrario y es solo peatonal.

Alrededor hay muchas tiendas que venden artesanías. Por la tarde noche, encienden unas pequeñas velas que colocan en unas mesas rectangulares todas juntas y pegaditas y se ve impresionante la cantidad de luz. Hay muchos monjes budistas también caminando alrededor del Buda, ataviados con sus trajes en color guinda.

Difícil de entender ambas religiones y el politeísmo, pero ellos pueden convivir sin problemas ya que el gobierno no los obliga a ninguna preferencia religiosa.

Bueno, pues por si todo lo anterior no fuese suficiente, Pashupatinath es el top de los lugares de Nepal.

A la orilla del río sagrado Bagmati que funciona de la misma manera que el río Ganges en Varanasi, India. La gente va ahí a cremar a sus muertos junto al río, en donde hay una especie de mesas grandes hechas de piedra a lo largo del río.

Ahí colocan leños y otros elementos y en el centro el cuerpo que está cubierto en sábanas blancas y con flores amarillas como las de cempasúchil (no sé cómo se escribe) y ahí a la vista de todos y con un ritual con sus familiares le prenden fuego y un hombre dedicado a ese trabajo se encarga de estar distribuyendo la leña y el fuego hasta que se convierte en cenizas, para después arrojarlo todo al río.

Hacia el otro lado del río, muchos pequeños templos de piedra unos hinduistas y otros budistas en una especie de parque público distribuidos en varios niveles y que al subir por las escaleras se puede observar la ceremonia que ya te mencioné. Sin omitir mencionar además que habitan ahí cientos de changos que andan junto a tí y que si llevas algo de comida, con gran habilidad te la quitan.

De éste lugar regresé agotada. Demasiado intenso para verlo sin sensibilidad. Un shock religioso-cultural que aún no puedo asimilar.

Hasta la próxima.

Autor: Rocío Arredondo