
Escondido detrás de los riquísimos paisajes sardos y de sus ciudades históricas, esta zona contiene todo lo necesario para unas cómodas vacaciones. Eso sí, el precio sólo es accesible para unos pocos: ninguna casa puede alquilarse por debajo de los 9.000 dólares a la semana.
Fue un funcionario británico del Banco Mundial, John Duncan Miller, quien cambiaría para siempre el destino de la Costa Esmeralda, un territorio campesino, que los sardos conocían como "monti di Mola", sin urbanizar y marcado por la pobreza de sus habitantes.
Pero, a finales de los años cincuenta, Miller visitó Cala di Volpe, una hermosa playa rocosa de aguas cristalinas que en la actualidad se ha convertido en lugar de recreo de celebridades y miembros de la "jet set".
El banquero británico se quedó prendado de la belleza paisajística de la isla y, sin pensárselo dos veces, decidió investigar sobre el valor de las tierras del litoral. Pagó 550.000 liras (365.706 dólares) por hectárea.
Los montes de Mola se convirtieron así, en 1962, en el Consorcio de la Costa Esmeralda, un centro de elite que levantaron Miller, Karim Aga Khan o el industrial Patrick Wines.

Estas mansiones pertenecen hoy a nombres como el del propio primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, y a las familias más ricas de Arabia Saudí, Rusia o Gran Bretaña.
La Costa Esmeralda sólo conserva el mar en calma de Cerdeña, sus calas rocosas y su riquísima naturaleza marina. Sobre ella navegan suntuosos yates, amarrados en los puertos de Porto Cervo y Porto Rotondo.

Para acceder a las playas de arena blanca que existen en Costa Esmeralda el aeropuerto de Olbia, que se encuentra a pocos kilómetros, ofrece servicios de helicóptero privado, con el que trasladarse.
Por Mónica Faro.
EFE REPORTAJES
No hay comentarios:
Publicar un comentario